En 1968 participe por primera vez en una elección, recién cumplía 18 años y me toco defender votos
Venia de la actividad partidista clandestina, después de haber pasado por fuertes y hasta violentas discusiones con quienes aun querían permanecer en la lucha armada. Ese sector calificaba a los de la “Paz Democrática” como traidores-revisionistas (termino extraído del lenguaje sovietólogo) y a los que mantenían la lucha armada se les llamaba fraccionalistas por haber dividido al partido.
El proceso de pacificación poco a poco fue abriendo camino a la reincorporación a la vida política legal al PCV. Comenzó en el periodo del presidente Leoni, luego del fracaso de la estrategia de sabotear las elecciones de 1964. Saboteo que se había propuesto hacerlo de manera armada y que gracias a Dios, las armas enviadas por Fidel fueron descubiertas y no se concreto la amenaza de boicot a tiros a dichas elecciones.
Con base en las discusiones y con la fuga de la prisión de los tres dirigentes: García Ponce, Teodoro y Pompeyo, la revisión de la estrategia armada abrió paso a la búsqueda de caminos hacia la llamada “Paz Democrática” Una de las acciones principales fue participar en las elecciones de 1968 a través de un partido que se creo con abogados defensores de los presos e intelectuales como Silva Telleria quien estuvo al frente de Unión Para Avanzar: UPA.
Y fue precisamente en sus oficinas que me toco ir a buscar mi credencial para supervisar el proceso de elecciones en varios centros electorales ubicados en la zona del Centro de Caracas que comprendía las parroquias de Altagracia y San José.
Para esa elección además del UPA, los comunistas asistían apoyando, sin decirlo, al Movimiento Electoral del Pueblo, MEP, con Luis Beltrán Prieto Figueroa como candidato presidencial. Digo que era un apoyo sin pronunciamiento oficial porque el “prietismo” no quería el apoyo de los comunistas, cuestión que quedo muy claro cuando en el mitin de cierre en la “Plaza Oleary de El Silencio”, la juventud levanto pancartas y marco presencia y el maestro Prieto, en su discurso, los corrió y dijo que “hay votos que en lugar de sumar restan”
Asi que el partido decidió ir a la elección sin candidato a la presidencia apoyando con la tarjeta grande del MEP sin que fuese algo publico o se hiciera propaganda de ello..
El MEP fue producto de la tercera división de Acción Democrática en el poder. La primera fue la que dio origen al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, a la cabeza de la cual estaban dirigentes como Domingo Alberto Rangel, Gumersindo Rodríguez, Américo Martin, Moisés Moleiro, Héctor Pérez Marcano y Simón Sáez Mérida, a quienes se les conoció como los “Cabezas Caliente” Esa división se llevo a casi toda la juventud de AD, la cual venia de la lucha en contra de la dictadura y estaba influenciada por el triunfo de la revolución cubana. Domingo Alberto Rangel y Gumersindo Rodríguez con su encendido verbo empujaron la división pero no continuaron mucho tiempo a la cabeza y abandonaron el MIR. Quedo entonces al frente del nuevo partido Simón Sáez Mérida, quien venia de haber dirigido AD en la clandestinidad como su Secretario General, cargo con el que igualmente ocupo en el nuevo partido Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR.
La segunda división de AD fue la del sector conocido como ARS, por el eslogan de esa Agencia Publicitaria que decía “Déjenos pensar por usted’. Los “arsistas” se pelearon la tarjeta de AD, y hubo una decisión del Consejo Electoral dando el nombre de ADop y AD gob, asignando a uno la tarjeta blanca y al otro la tarjeta negra. Los arsistas de ADop dominaban estructuras del partido y su salida fue un duro golpe para Acción Democrática. Finalmente Ramos Jiménez, cabeza de esa ADop, perdió frente al otro AD y eso hizo que se le devolviera la tarjeta y el color blanco a la AD gobierno.
El MEP se origina a partir de la lucha interna por la candidatura presidencial lo cual ocasionó la tercera división de AD. El Betancurismo se decidió por el candidato Gonzalo Barrios y los sectores progresistas respondieron saliéndose del partido y creando el Movimiento Electoral del Pueblo para apoyar al maestro Luis Beltrán Prieto.
Mencione las tarjetas y es bueno aclarar que en esas elecciones (antes de aparecer las maquinas) se votaba con tarjetas basada en colores y símbolos porque era un formato para permitía que los analfabetas reconocieran su partido. El color y el símbolo eran fundamentales para tal fin. Además se votaba con una tarjeta grande y una pequeña, la grande para presidente y la pequeña para el Congreso. Es recordada la figura de “Juan Bimba” con su pan en el bolsillo como símbolo de AD. Para la elección del año 1968 la tarjeta de AD fue blanca (ya recuperada porque como ya conté, en la elección del 64 se definió a quien pertenecían los símbolos de AD de acuerdo a quien obtuviera mas votos).
El MEP adopto el símbolo de la Oreja, pues su candidato Prieto era conocido por el exagerado tamaño de sus orejas. Lo que podía considerarse un insulto termino siendo la representación del Orejón Prieto.
Una de las trampas que se hacia en esos tiempos era cambiar las tarjetas al momento del conteo y los partidos presentes se repartían las de quienes no tenían testigos. Otra forma de fraude era obligar a los funcionarios a presentar en sus trabajos las tarjetas sobrantes para establecer cual había introducido en la urna.
Pues bien, era Diciembre de 1968 y llego la hora de contar los votos, momento crucial para estar pendiente y como teníamos poca gente, debíamos actuar en varios centros a la vez, por eso mi credencial no era de testigo de una mesa sino una representación de partido para ver el proceso en toda la zona.
En uno de los centros visitados encuentro que están cerrando la puerta de acceso quedando adentro lo representantes de los partidos del estatus. Pregunto que porque cierran y me dicen que eso se hace asi porque deben pasar a los escrutinios. Les discuto. Se niegan a mantener abierto y me cierran la puerta en la cara. En eso veo venir al soldado del Plan Republica. Le explico que eso no es legal y que los escrutinios se hacen con la presencia de todo el que quiera participar.
El soldado me apoya, patea la puerta, entra conmigo y obliga a los miembros de las mesas a mantener las puertas abiertas y contar frente a todos los testigos.
En mi primera experiencia electoral la Fuerza Armada, representada en ese recluta de mi misma edad, defendió la transparencia de la elección.
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