sábado, 30 de septiembre de 2017

ELECTORAL Y PACIFICA (1)

(originalmente publicada en FB el 19 /8/2017)

De acuerdo con esa definición de la estrategia, la lucha es electoral y aunque sabemos que la democracia no solo es el voto, este sigue siendo la expresión más directa para medir el favor o desagrado, impulsar políticas o descartar gobernantes. Otro aspecto es el de la democracia como forma de vida y de relación con los otros, es decir la guía de conducta que debe impulsar la convivencia, bajo el respeto y el acuerdo de cómo nos relacionamos. 

La lucha por el voto universal y secreto ha marcado momentos históricos y ha sido clave en la construcción de la cultura democrática. Ejemplo de ello fueron Las Sufragistas, luchadoras por el derecho al voto de la mujer. En Venezuela se logra el voto de la mujer en el trienio de 1945/48, que abrió el camino para la democracia. Luego vino una dictadura, impulsada por los militares que no se adaptan a la deliberación, el disenso y el consenso, porque su cultura es la del mando y obediencia. 

La lucha por conquistar nuevamente la posibilidad de votar sembró las semillas de la cultura democrática, y luego del año 58, la defensa misma de la democracia recién instalada, fortaleció su comprensión. Por ejemplo, los intentos militares de derecha e izquierda, los atentados o la lucha armada de la izquierda, no pudieron contra la participación masiva en elecciones, aun con la amenaza de boicot armado, como sucedió en 1963. 

Escuche a Domingo Alberto Rangel contar que, en una reunión que tuvieron para convencer al Che de venirse a pelear en Venezuela, este les dijo que acá no tendría éxito porque era muy fuerte el espíritu democrático de la gente. Creo que esa afirmación en un momento en que apenas comenzaba la democracia en el país, muestra la fuerza con que se desarrolló desde el principio la cultura democrática del venezolano. 

Por otra parte, en la llamada década perdida (los 80), las insatisfacciones o la no respuesta a diversos problemas, decepcionó a muchos y la forma de democracia bipartidista representativa entro en crisis. El modelo fallo en auto-corregirse a tiempo. A pesar de las experiencias que comenzaban a impulsarse en muchas partes, procurando ampliar y profundizar la democracia, en nuestro país la decepción condujo a un salto atrás en política y algunas voces renovadoras se mezclaron con el imaginario caudillezco, para impulsar, primero un interesante proceso de ampliación de la democracia, que luego se fue convirtiendo en el imposible de un liderazgo autocrático y militarista implementando un proceso democratizador e incluyente.

Recuerdo que en una entrevista en la radio que me hicieron como especialista en participación, me preguntaron acerca de mi opinión sobre la decisión que hubo en aquel momento de nombrar como Ministro de la participación a un militar. Mi respuesta fue que era muy difícil pensar en alguien formado en una cultura vertical pudiese impulsar una cultura horizontal, participativa. No entendía yo, cómo un autócrata podría comprender la convivencia, el respeto a las diferencias, el debate, el derecho de las minorías y hasta la desobediencia. 

Lo que sucedió es que frente a la posibilidad del desarrollo de la participación ciudadana en las decisiones, que pudiera modificar el cuadro de los privilegios, la información privilegiada y el “cuanto hay pa´eso”, se socavaron las bases del pensamiento de avanzada, para convertirlo en el trasplante de un modelo maléfico de control y dominio. Digamos que de la organización para la planificación participativa se pasó a la estructura corporativista de control autoritaria. El huevo de la serpiente estaba allí.

Mientras los soldados apoyaron la verdad, el Alto Mando decidió apoyar la felonía y no el respeto a la Constitución.

        Hace poco escribimos acerca de recuerdos sobre situaciones que pudieran servir de referencia o analogía a lo que actualmente se esta...