martes, 2 de octubre de 2018

Carlucho en la Era de Acuario



Salía de la urna y leía un largo documento acerca de la vida, la muerte, el consumo y culminaba cuestionando a quienes estaban ahí divirtiéndose mientras en el mundo pasaban cosas. Ese montaje lo hicimos en una quinta en El Paraíso, el año 1970, participaron más de 500 personas. Fue la culminación de una serie de “fiestas espectáculo”, como las llamábamos, en las cuales se procuraba hacer un ambiente bien sabroso para luego interrumpirlas y dar algún mensaje.
Ayer despedimos a Carlucho, protagonista de ese montaje, fue el muerto de aquel momento, pero ahora se fue de verdad, sin que interrumpiéramos ninguna fiesta, solo nos interrumpió la emoción de culminar una fase de un proyecto que estamos asesorando, para acompañar a sus hijos en la despedida.
Calos Sánchez, ingeniero, el flaco Carlucho, el amigo con quien organizamos los grupos que, en el período del cierre de la UCV, impulsamos para hacer Happening, organizar conciertos o recorrer varias ciudades para tomar fotos y hacer actos de protesta contra el hambre y la muerte de niños en el mundo.
La dinámica de la vida nos aparta de amigos entrañables como lo fue Carlucho, compañero de aventuras como esos grupos que hacían y cambiaban de nombre en cada acto. Entre esas experiencias organizamos el grupo “Azucar”, cuyo periódico se equiparo a los que circulaban del Poder Joven. Carlucho, aparte de escribir con un estilo muy característico, reseñaba detalles de la cotidianidad y la actividad del grupo. También era el Capitán del equipo de volibol y con ese equipo jugamos en el campeonato “Papelon Borges”, organizado por las Federación de Juntas del Norte de Caracas. Creíamos que podíamos aportar algo a ese movimiento de jóvenes que pretendía cambiar el mundo y buscábamos llevar el mensaje a muchas partes, con la música, el teatro, el cine y hasta el deporte.
Teníamos además un grupo de cinéfilos que nos reuníamos en la esquina de El Misterio, al lado del Panteón Nacional, éramos frecuentes del cine Roma, el cual quedaba frente a la Cadena Capriles. Pero también íbamos a la Cinemateca Nacional y cuando era tarde nos reuníamos en el carro del flaco para ir a cualquier cine auto. Vicente, el doctor Reyes, Laura y otros tantos formábamos esa especie de cineclub portátil cuya programación dirigía Carlucho.
Con Carlucho y Alexis Pérez Luna, organizamos una gira por diferentes barrios y lugares del interior del país tomando fotos-testimonio de niños hambrientos, la cual culmino en un concierto-exposición en el Aula Magna que se llamó “Las tres cuartas partes de los niños del Mundo”. Conciertos que también organizamos, junto a Victor Cuica y el negro Maggi, en el Teatro Alcazar y la Facultad de Farmacia de la UCV.
Pero el recuerdo más importante para mí, de todas las experiencias que inventamos con Carlucho fue la de las fiestas espectáculo. Todo comenzó con un amigo de Carlucho que tenía una casa en Sabana Grande y que luego de que no pudimos tener bastante público en el concierto descarga del teatro Alcazar,  (fueron solo músicos de muchas orquestas y solo ellos lo disfrutaron). Inventamos hacer cosas más controladas, tal y como sugería este amigo, para lo cual nos prestaba su casa vacía que quedaba en Sabana Grande.
La fiesta la diseño Carlucho para demostrar la manipulación de la sociedad hacia la gente. El primer día tampoco fue mucha gente. Pero los que la disfrutaron sugirieron que debíamos repetir la experiencia. Entonces les propusimos que se responsabilizaran de traer invitados y nosotros la repetiríamos al día siguiente. Así fue, la repetimos con muchas personas y de allí en adelante nos acompañaron varios de los asistentes para hacer más de esas cosas. Por cierto que allí se conocieron Laura y Carlucho, pareja fundamental del grupo, de cuya relación nació Libertad Sánchez.
Y así como de esa experiencia de Sabana Grande nacieron las “fiestas espectáculo”, de otra actividad experimental surgió el abordaje de las plazas y lugares públicos en donde estuviera la gente. Dijimos “si la gente no viene a nosotros, nosotros vamos a ella”. Así que cuando descubrimos que un pan gigante llamaba la atención, mandamos a hacer uno, lo más grande que cupiera en el horno de la panadería y nos fuimos a recorrer las playas para hablar del hambre.
Creció el grupo y no paramos de hacer e inventar cosas  porque Carlucho era así, creativo, siempre preocupado por hacer algo para cambiar el mundo. Una fiesta que siempre me marco fue la que inventamos basada en la Era de Acuario. Estaba de moda la canción y se iniciaba en esa época la era que traería paz. Conseguimos una quinta en los lados de La Mariposa y Carlucho me presento a una belleza que sería Acuario: Elba Cruz, realmente bella,  estudiante de comunicación, (de la cual me enamore de inmediato): La idea era que la maldad (la injusticia, la guerra, etc) la secuestraría y el público la rescataría. Fue hermoso el montaje.
Sábados y domingos salíamos en la camioneta pickup de Pernía y en el carro de Carlucho. Llevábamos equipos para montar lo que fuera: fiestas en el barrio o happening. Victor Cuica, William Lopez, factores relevantes de esas experiencias, junto al grupo Metamorfosis: Augusto Dugarte, Cesar, Alberto, Ina y otros con quienes aprendimos de teatro, expresión corporal, etc.
Luego de un tiempo de “gitanismo”, decidimos cambiar la estrategia y volver a nuestro barrio para concentrar allí la actividad. Es de donde surge la idea de crear el grupo Azucar. El Azúcar formó parte de un circuito de deportes, cine, política y acción social; cuya principal actividad giraba alrededor del periódico. Tanto fue el impacto que nos incluyeron en la revista que se consideraba era directa de la CIA: “Este y Oeste”, como un grupo más peligroso que los otros que hacían periódicos en esa época, porque nosotros nos identificábamos con nuestros nombres mientras que los demás eran anónimos. Quizás eso influyo en que la DISIP no buscara y al salir de una reunión nos llevaran presos a 15. Carlucho en ese tiempo estaba viviendo y trabajando en La Victoria y se salvó de ir preso porque se fue antes para tomar el transporte a tiempo.
 El muerto que represento Carlucho fue en la última fiesta que organizamos. William López había conseguido nos prestaran una quinta de fiestas en El Paraiso, para hacer una fiesta en grande. Con esa idea comenzamos a armar el proyecto que se basó en un poema de Carlos Augusto León acerca de la muerte. Construimos una urna y estuvimos ensayando en el espacio que nos prestaba Levy Rossel. En medio de la fiesta y luego de una asalto para quemar el dinero, aparecía el entierro de cuya urna salía un muerto a leer un discurso en contra de la indiferencia y llamando a hacer algo por la vida en un mundo mejor.
Ahora hacen falta nuevos Carluchos, muchos Carluchos, para cambiar la sociedad acompañados por los cantos de “Vamos a darle un chance a la Paz” y “no quiero este sistema no quiero nada con doña pena”

Mientras los soldados apoyaron la verdad, el Alto Mando decidió apoyar la felonía y no el respeto a la Constitución.

        Hace poco escribimos acerca de recuerdos sobre situaciones que pudieran servir de referencia o analogía a lo que actualmente se esta...