“La unidad no es de los partidos sino de la gente”, ha dicho MCM y eso me recuerda la novela de José Saramago “Ensayo sobre la lucidez” en la cual durante unas elecciones en una ciudad la mayoría de sus habitantes ejerce su derecho al voto de una manera inesperada. El gobierno piensa que es una conspiración y “las cloacas del poder se ponen en marcha” para eliminar a los culpables pero no los encuentran, y si no se encuentran se inventan. En esa historia y en el caso nuestro actual, es la gente por su propia cuenta que decide votar a su manera y ello genera los cambios.
En otros tiempos cuando alguien violentaba las reglas del juego decíamos que la “trampa sale” porque en algún momento en el resultado el tramposo perdía. Aquí han estado haciendo trampa cambiando todo el sentido del juego al negar las posibilidades de competir en igualdad de condiciones.
Las trampas que arman están dirigidas a correr con aquellos que están seguros no van a competirle al que controla el país. Los que no tienen liderazgo, los que no acumulan ningún punto y que no llegan a estar ni en las ligas menores, salen a jugar en una caimanera chimba.
Hagamos un símil con las carreras de caballo. Hay carreras que se establecen con base en no ganadores, caballos que nunca han ganado ninguna carrera y para obtener cierta valoración se les reúne para que alguno gane.
En esta carrera se coloca a este jinete grande y pesado que ha ganado dos veces, los demás nunca. El caballo se resiste a cargar con ese peso. Lo ponen a competir allí porque le dicen que va a competir con puro perdedor.
Aun quiere garantías de que se hará todo lo posible porque no entre en esa carrera ninguno que tenga buenos puntajes. Que pasa si entra a correr un caballo que se desboca, sin control y le da paliza mientras el pobre caballo del jinete grandote no puede con el peso y se queda atras. Asi es como le puede salir la trampa.
También puede salir la trampa mediante una traición. Como en el libro, que otras veces he recomendado, de los franceses Denis Jeambar y Yves Roucaute: “Elogio a la traición”. Alguno de los postulados puede tener la suerte de atraer la atención de ese voto inesperado y hacerlo ganador para luego traicionar a quien lo utilizo para dividir. Y si es alguien que ha traicionado no es raro que la búsqueda de la historia lo haga volver a traicionar. Es como los agentes dobles que llega un momento en que no se sabe para quien trabajan.