Después de la conquista viene el
proceso de imponer ideologías, religiones, costumbres, formas del conquistador;
es el proceso colonizador que va a salvar, estabilizar, en fin dominar al
conquistado. Resulta más fácil entenderse con un pueblo dominado cultural y
económicamente que con un pueblo que mantiene sus costumbres, hábitos y modos
de ser. Si la identidad de un pueblo es solo folklórica no hace daño al sistema
de dominación, en cambio sí es contraria a los fundamentos del modo dominador o
que aspira a ser dominante, entonces debe ser colonizado, execrado, censurado,
perseguido.
El miedo es clave en un proceso
colonizador. Si no aceptas las creencias serás víctima de los demonios o
castigos que reservan los dioses poderosos del conquistador.
Hubo conquistas por la vía de fuerza en nuestras tierras y las ha habido
de sutileza, como el agua que hierve de a poco a la rana para que no salte. Es
así como se puede penetrar la columna de funcionamiento de un país. Todo se
hace más viable al construir un lenguaje común: mi dios es el tuyo, los tuyos
ya no sirven. Entonces la narrativa que comienza a partir de ahí es dominada
por el colonizador y el final de esa historia es poco conocido por el
colonizado en el sentido de saber para donde van las cosas. De tal manera que si
tú eres el que conoce el camino “yo me dejo guiar”.
La modernidad hace de la vía de fuerza
un retraso y convierte a la economía en un mecanismo que puede penetrar con
mayor facilidad. Por ejemplo por la vía del consumismo o por la vía del miedo. Si
te opones lo pierdes todo si te agachas tendrás oportunidad.
Ahora bien, una cultura es una
forma de hacer las cosas. En los estudios de cultura organizacional existe una
definición que a mí me gusta utilizar para explicarla y es “el cómo se hacen
las cosas aquí”. Al entrar a una organización se aprende ese “´cómo hacer…” que
permite guiarse en decisiones y actuaciones. La cultura influye en las
decisiones y en la comprensión de la realidad que guía las decisiones. Cuando
un jefe llega y trata de imponer cambios, se enfrenta a la cultura y sobre todo
a los guardianes de la tradición. Y aun sin cambiar las cosas, esa cultura
existente le dificulta poder dirigir, liderizar, o comprender, entonces va imponiendo
su propia cultura.
Al líder o dominador le es más fácil
dirigir en los términos que conoce, por eso impone sus símbolos, sus patrones,
etc. Pienso que cuando un pueblo es dominado económicamente también sucede.
Como puede dirigir alguien que viene de una cultura autoritaria, centralista y
dictatorial una comunidad, pueblo o país de talante democrático. Pues lo hace
por una de las dos vías antes comentadas: el miedo o “el agua tibia”. O una
combinación de ambas. Si yo no me adapto a la forma en que aquí se hacen las
cosas, y tengo el poder suficiente para hacer que se hagan como yo las sé
hacer, entonces impongo mi modo de hacer, mi cultura del hacer.
Un economista procedente de una economía
cerrada, de un país conducido de manera autoritaria y dictatorial, llega a un
país democrático para asesorarlo y ese
país tiene tradición de libre comercio, opinión y consumo. Qué transmite como
solución? Cuál es la expertícia para conducir esa economía: racionamiento, limitación
del consumo, y un contexto de poca información, cerrado a la libertad y con estigmatización del libre pensamiento.
Igual pudiese suceder si el
economista que busca el país está formado en una escuela de pensamiento
absolutamente liberal y proviene de organizaciones democráticas, entonces
tratara de encaminar ese país por la vía de lo que conoce y considera válido.
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