Un nuevo hito o día final se quiere marcar arrancando el
2019. Estrategias cruzadas procuran encontrar la posibilidad de modificar el
cuadro político y sacar provecho de una situación de ilegitimidad y o
ilegalidad.
Según algunas expresiones se mueven dos criterios partiendo
del nombramiento de la nueva directiva de la AN que deberá producirse el 5 de
enero. Con base en el acuerdo político entre los partidos opositores, en esta ocasión le corresponde al partido Voluntad Popular presidir la Asamblea Nacional durante el 2019, es por ello que el Presidente
acordado será el diputado Juan Guaidó Marquez.
Algunos opositores consideran que a partir del 5 de enero: Una vez nombrada la
directiva de la AN, esta debe convertirse en gobierno transitorio y se
prepararía la toma del poder por parte de dicho gobierno. El asunto es
discutido por algunos sectores de oposición que consideran la dificultad de no contar
para el logro de ese objetivo, con la fuerza organizada de la población y mucho
menos de la fuerza armada nacional. Mientras que, a nivel internacional (especialmente el grupo
de Lima), se ha descartado la fórmula de
la invasión y solo se contaría con el
apoyo de aislamiento que propiciarían algunos países y organismos al desconocer
el nuevo gobierno de Maduro.
Esta estrategia de gobierno transitorio vuelve a verse sin que “los rusos
jueguen”. Es decir se cuenta con un “quiebre”, una ruptura de la
unidad del chavismo-madurismo, a partir de lo cual terminaría de caer el
régimen. Pero el escenario que puede ocasionar la puesta en práctica de ese
gobierno transitorio es correr con la misma suerte que corrieron los del TSJ (legitimo)
nombrado por la AN: salir del país o ser detenidos.
Como escenario de quiebre en formación, se parte de algunas señales dadas entre las fuerzas opresoras, que pueden ser entendidas como de abandono y hasta traición, tales como
las declaraciones de los dirigentes del partido Podemos de España, quienes se
han deslindado del gobierno “Madurista” o por lo menos de sus políticas
económicas y más recientemente por lo dicho por José Vicente Rangel en su programa
de tv, así como lo declarado por algunos otros chavistas que se deslindan de Maduro y
su entorno inmediato. Es quizás a esas señales a las que se refieren los partidarios del gobierno transitorio, ligando
que se produzca el quiebre en las fuerzas militares (que no opinan públicamente); a las cuales algunos líderes
opositores están llamando directamente a pronunciarse, como es el caso de María
Corina.
La otra posibilidad que se mueve en el ambiente político es
la de una posible negociación producto de las dificultades para la
gobernabilidad a partir del agravamiento de la crisis y lo que sucedería entre
los 5 días que van del 5 al 10 de enero, sería parte de ese proceso de presiones para que sectores
del poder decidan entrar en una verdadera negociación.
Sin embargo, la semana del 5 al 10, y la situación que
pareciera ser de un gobierno “débil y acorralado”, puede no ser el final del
camino sino el inicio de un nuevo afianzamiento del poder de la fuerza sobre
una oposición dispersa y llena de contradicciones, la cual muestra dificultades
para su propia gobernabilidad
Lo cierto es que fijarse el día 10 como un nuevo día final,
lo que puede ocasionar es que una nueva derrota, un escenario que denote que no
sale el gobierno de forma inmediata, se genere mayor frustración y retroceso en
los avances organizativos, así como la salida de otro millón de personas
alimentando la diáspora de venezolanos en el exterior.
Iniciamos así el 2019 con gran incertidumbre y esos 5 días
serán de gran importancia, y podrán ser determinantes más no decisivos.