miércoles, 22 de junio de 2022

RECUPERAR EL SENTIDO Y LA CULTURA DE ELEGIR por Iván Zambrano Bencomo


Poco antes de morir Américo Martín, en uno de los últimos artículos que publicó,recordaba lo que fue la experiencia de las Repúblicas Escolares: 

“En los progresos de una escuela pública, la Experimental Venezuela, observaba desde mi colegio –privado como tengo dicho– el éxito de las Repúblicas Escolares creadas por los gobiernos de Medina y Betancourt. La Experimental estaba ubicada a unas cuatro cuadras; cinco, a partir de mi casa. Se elegía presidente con el voto directo de los estudiantes. Los aspirantes debían ser de quinto y sexto grado. Vivían la democracia, aprendían el lenguaje institucional, practicaban la política como ejercicio ciudadano”.
“Tal Cual” Enero 2022. Las repúblicas escolares, por Américo Martín
https://talcualdigital.com/las-republicas-escolares-por-americo-martin/

Ese comentario me hizo volver a pensar en la fuerza de la educación para generar cambios culturales. 

Conocí esa escuela estando muy pequeño, mi hermana estudiaba allí y yo acompañaba a mi mamá para ir a buscarla. Más tarde en el tiempo mi abuelo, que era maestro, me explicaba que allí se desarrollaba una práctica de democracia. Ciertamente, y como lo recordaba Américo, allí existía la República Escolar donde se efectuaban procesos electorales en la que los estudiantes elegían a sus representantes a los poderes y fortalecían la institucionalidad. 

Otro elemento que vino a mi mente fue recordar que a principio de los años 60 (entre al liceo Andrés Bello en 1962); estuvieron prohibidos los centros de estudiantes, sin embargo funcionaron centros clandestinos. A poco menos de un año de haber entrado al liceo, permitieron los centros y pudimos escoger candidatos y elegir a los dirigentes de los centros de estudiantes y los delegados de curso. Era una dinámica maravillosa que nos enseñaba la confrontación de ideas y capacidades de movilización en torno a temas o a la realización de campañas. 

Para el año 68 entramos en las elecciones universitarias, era como ir a las grandes ligas estudiantiles. El dominio por facultades de las diferentes alianzas y partidos. Recuerdo las torres de la plancha 1 y los pasillos ocupados por blancos (Derecho) y verdes (Arquitectura). Era muy enriquecedor oír a los dirigentes y candidatos con aquellos discursos y auspiciar el debate.

Practicamos la democracia a pesar de cierto espíritu autoritario y militarista que también dominaban el escenario por las figuras de: “Comandantes”, “Che”, “Ejército revolucionario”, “lucha armada”, etc. presente en el ambiente y en mucha propaganda. 

Al final aprendíamos a elegir y ser elegido, a participar en la representación y en la toma de decisiones. Con el movimiento de Renovación se amplió el cogobierno y se pudieron elegir representantes estudiantiles en los recién creados Consejos de Escuela, comprendiendo así el papel de corresponsabilidad en la dirección de las instancias universitarias.
 
En la película “Experta en crisis”, la estratega electoral Jane Bodine (Sandra Bullock), concluye: “Si el voto cambiara las cosas, lo prohibieran”. En la lucha por el poder en Venezuela la participación es determinante y por eso el gobierno, los manejadores o la elite dominante, destruyen el poder del voto creando desconfianza en todo lo que significa. Es una forma de prohibición, una manera  con la cual el autoritarismo  responde  a lo que señala el personaje de “Experta en crisis”:  prohíben el voto porque puede hacer que cambien las cosas. 

En los últimos 10 años han estado prohibidas las elecciones en las instituciones educativas, en los sindicatos y hasta en los Consejos Comunales por limitantes impuestas por el Tribunal Supremo. A ello se ha unido un sistemático ataque a la alternabilidad y sobretodo al poder del voto como instrumento capaz de generar cambios. Se ha sembrado o profundizado una narrativa anti-voto, alimentada incluso por sectores de la oposición,  que hace desconfiar y por tanto inutilizar el sentido del mismo. 

Y me refiero no solamente al tiempo de las campañas y las discusiones sobre el fraude, las trampas, el ventajismo, etc. A lo que voy con los recuerdos mencionados al principio de este artículo es a la cultura democrática, a los procesos en donde se aprende el ejercicio de la ciudadanía, a la narrativa dominante que impulsa a convertir a todos en lo que los griegos llamaban idiotas: los que tiene la posibilidad de ser y ejercer ciudadanía y no lo hacen. Es decir los que pudiendo participar no lo hacen porque no saben o porque no quieren. Ese incremento de la idiotez, obedece en buena medida a que no se practique  no se aprenda la democracia y el poder de elegir, de decidir. No hay escuelas de democracia o escuelas de gobierno. No hay una República escolar en donde los niños pongan en práctica lo que van estudiando sobre institucionalidad democrática. 

Esa situación facilita el dominio de la autocracia y de la no alternabilidad, normalizando formas de gobiernos autoritarios sin el sentido de  la universalidad del voto, convirtiendo la elección en mecanismos dominados por el corporativismo. Es el voto no representativo ni proporcional, es la dominación del partido único. Es la mezcla de las instituciones sin diferencia entre partido y Estado. 

Hace un tiempo en una entrevista, el economista Ricardo Hausman afirmaba que el pueblo  ha sido “desempoderado”, que la intención de las elites del poder ha sido destruir las posibilidades de decidir de la gente. Y yo digo: se ganaron la confianza para  que les dieran el  voto, ofreciendo aumentar el poder de la gente  con la participación y lo que hicieron fue construir un sistema totalitario que a través de la dependencia elimina la autonomía, la dignidad y hasta la condición humana de decidir. Es decir  desempodera al ciudadano convirtiéndolo en un siervo del poder, en lugar de un ciudadano de la República. 

Le mintieron al país y en especial al pueblo que decían defender. Mintieron para tomarse el poder y enriquecerse. Engañaron ofreciendo más democracia y crearon un monstruo totalitario enemigo de la participación y la democracia.

Una estrategia para empoderar y recuperar el poder de cambio del voto, pasa por pelear los espacios y enfrentar las maniobras que impiden que el voto elija. Una estrategia electoral puede significar romper el abatimiento y generar movilización. 

En este momento es necesario evidenciar la mayoría, evidenciar que se tiene suficiente apoyo para generar un cambio. Para lo cual hay que crear las posibilidades de medirse, como en aquella frase de “Palmo a palmo y tolete a tolete” e ir ganando: sindicatos, asociaciones de vecinos, centros estudiantiles, juntas de condominio, cooperativas, cogobiernos, gremios, colegios profesionales, federaciones, etc.  

Las elecciones generan un momento político, una presencia de la política en la vida pública. Si hacemos que no sea solo de un momento sino algo con mas permanencia, estaríamos creando una gran escuela de Democracia en  cada rincón del país. 

Iván Zambrano Bencomo
22 06 22

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