Obligar a la maquinaria a ponerse en marcha, es como cuando tienes un vehículo sincrónico y lo quieres llevar hasta donde pueda agarrar una bajada y, luego del último empujón, el carro rueda y el motor se prende. Así se escuchan las voces de la dirigencia (elite en el poder) recordando que “quien no vote no come” o que “todos los funcionarios están obligados a votar”, o “se ponen las pilas o los meten presos”, etc. Son empujones confiando en que si logran que la maquinaria prenda los motores la pelea se empareja.
La subida en las encuestas es como esa subida por la cual hay que empujar el carro. Y resulta que no muchos se acercan a ayudar a empujar el carro. No hay espontaneidad en la ayuda. Se ve a un líder lanzarse pensando en la confianza y nadie lo ataja en su caída. Ni con bailes surge la fuerza necesaria y los responsables de la calle, de ubches, de los clap, o de cualquier instancia del partido-gobierno, se resisten porque ya no creen en las ofertas y no es suficiente garantía que el Presidente se monte en un camión.
Entonces se acude a otro terreno o escenario de la lucha, tanto en la oposición como en el gobierno, ya que el triunfo se determina en las mesas electorales. La oposición tiene un desafío de reclutar suficientes defensores del voto (600K, comanditos, testigos y logística). Mientras que el gobierno procura reconstruir su maquinaria golpeada por la desconfianza y el cansancio. Muchos de los que eran clave en la movilización ya no quieren estar allí, se han ido del país o hasta prefieren apoyar a la oposición (los CLAP no convencen) y las nuevas ofertas son solo promesas.
Se busca debilitar a la oposición en el terreno de las mesas. Se incrementa el número de mesas confiando en que el gobierno tienen con que cubrirlas, mientras que la oposición no tiene suficientes voluntarios con ese nivel de compromiso y militancia. Y al ver que alcanzan el número con importados de otras zonas, entonces se establece un reglamento que obliga a que el testigo sea del mismo centro electoral. Pura ingeniería del ventajismo.
Es en estos escenarios en donde jugaría un papel importante la observación internacional, aquella que no es solo de mirones de palo, sino verdaderos defensores del derecho a elegir. Al gobierno le preocupa no alcanzar legitimidad suficiente si la elección es cuestionada y una observación exigente puede poner en cuestión el carácter de la elección.
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